Cuando piensas en las Agresiones Verbales, seguro que te viene a la cabeza la imagen de una víctima frágil. Incluso crees que puedes llegar a ser tú una víctima más. Pero nunca caes en la cuenta de que también puedes convertirte en verdugo.
Agresiones verbales en el trabajo
Es bastante frecuente recibir en el trabajo agresiones verbales por parte de los compañeros. La competitividad y la presión a la que estamos expuestos, hace que pretendamos quedar por encima del resto.
Para lograrlo, tienes dos opciones: ser mejor que los demás, o tratar de que los demás parezcan peor que tú. Y esta última opción, es tristemente elegida con bastante más frecuencia que la primera por muchas personas.
¿Por qué me parece triste? Simplemente porque evita que mejores tú. No pones el foco en ser mejor cada día, sino en parecer mejor que otro. Simplemente no avanzas al escoger esta opción.
Tratar de sacar a relucir los malos comportamientos o actitudes de otros no te beneficia. A la larga genera desconfianza y puedes quedarte “solo” en una organización llena de personas. Como comenta Silvina Virgilio en el libro “Los 3 amigos del éxito”, construir una fuerte “red afectiva” es imprescindible para lograr tus metas. Y no puedes lograrlo si hablas mal de los demás.
Revisa tu comportamiento con las personas de tu entorno. Es probable que con determinadas personas adoptes el rol de víctima, pero con otras seas el verdugo.
Construye tu red afectiva si quieres lograr éxito en tu vida.
Revisa las palabras que utilizas
Identificar las agresiones verbales que recibes, y las que provocas, te ayudará a crear una consciencia a tu alrededor de la importancia de utilizar el lenguaje adecuadamente.
Cada agresión verbal golpea tu autoestima, al igual que una piedra golpea una madera. Es posible que la madera no se rompa, pero la marca del impacto queda allí, para siempre.
Cuidado con las palabras que utilizas, especialmente con tus seres más queridos.
Los seres humanos aprendemos por imitación. Tu entorno, y en especial tus hijos, si los tienes, copian lo que ven. Así que empieza por cambiar tú de actitud, si quieres que el entorno comience a tratarte mejor.
La autoestima es como la madera. Aparentemente resistente, pero cada golpe deja una huella en ella que no puede borrarse. – Patxi Martín-