Las agresiones verbales en las redes sociales se están convirtiendo en algo habitual, tanto que ya no nos extrañan, e incluso nos divierten… siempre que no seamos nosotros los agredidos…
Las redes sociales son un foco continuo de discusión y agresividad. El hecho de que muchas personas con intereses, ideas y gustos diferentes se junten en un mismo espacio para opinar y debatir, ya es una causa suficiente para que puedan generarse conflictos. Pero si además, le unimos que «no se ven las caras» y no pueden leer el lenguaje no verbal de la otra persona… el conflicto está asegurado.
Aprender a generar estrategias para afrontar las agresiones verbales en las redes sociales es una cuestión urgente, sobre todo para los adolescentes, ya que la mayoría pasa demasiado tiempo en las redes sociales…, incluso más que en el mundo real.
¿Por qué se producen tantas agresiones verbales en las redes sociales?
Hay dos factores que facilitan el aumento de las agresiones verbales en las redes sociales: el anonimato del agresor y que la víctima «no se encuentra presente».
El anonimato del agresor
Simplemente creando un perfil falso en una red social, algo que es lamentablemente bastante sencillo, puede una persona dañar a otra sin problema alguno (mediante el insulto, calumnia, menosprecio, etc.) Además, en algunos casos, es muy difícil seguir el rastro del agresor, por lo que este se siente protegido por la red.
Pero aunque no sea creando un perfil falso, el agresor verbal puede utilizar un simple «alias» (o nick), por lo que se siente “libre” de ser fácilmente descubierto por la víctima o su entorno. Un alias es como colocarse un antifaz que le permite realizar fechorías sin poder ser identificado de forma sencilla.
Este anonimato hace al agresor más «valiente», por lo que sus agresiones verbales son más fuertes y frecuentes, ya que piensa que no podrá ser descubierto.
La víctima «no está presente»
Es mucho más sencillo realizar una agresión verbal a una persona a la que no ves directamente, que a una que te está mirando. Un mecanismo de defensa, que tiene nuestro cerebro, hace que nos lo pensemos dos veces antes de hacerlo, seguramente por miedo a la reacción posterior de la víctima. Y es entonces, precisamente al dudar, cuando evitamos en el último instante realizar esa agresión verbal y logramos evitar el conflicto que esta generaría.
Además, al no estar la víctima presente, no le vemos la cara y no leemos su lenguaje no verbal, así que nos sentimos más fuertes para lanzar nuestro ataque, sabiendo que no va a poder respondernos de forma agresiva. O por lo menos, si su cara es agresiva, no nos afectará porque «no se la podemos ver».
¿Qué puedo hacer contra este tipo de agresiones verbales?
Existen varias técnicas de autodefensa para agresiones verbales en las redes sociales. Algunas de ellas no se diferencian mucho del modo de actuar ante una agresión verbal cuando la víctima está presente, ya que aunque la agresión se produce en la red social, más tarde, agresor y agredido pueden encontrarse en el mundo real (compañeros de escuela, compañeros de trabajo, etc.)
No responder «en caliente»
El agresor buscará que reaccionemos, así que debemos evitar contestar “en caliente” a la provocación que nos ha enviado a través de las redes sociales… porque seguramente eso es lo que busca. Tal vez quiera que le contestemos de malas formas y así poder continuar alimentando la polémica, o incluso decir que “somos unos maleducados” por dar una contestación fuera de tono.
Ignorar la agresión verbal
Cuando la agresión se produce dentro de “nuestros dominios” (muro de facebook, comentarios en nuestro blog o página web, correo electrónico, etc.), o sea, en todo aquello que podemos controlar en cierta medida, lo mejor es ignorar el ataque “borrando la información”.
Si dejamos el ataque allí visible, cada vez que lo veamos nos sentiremos mal. No dejaremos de sentirnos igual de mal que cuando sufrimos el ataque.
- En tu muro de facebook… elimina el comentario.
- En un whatsapp… elimina el comentario.
- En tu blog o página web…. elimina el comentario.
- Etc.
Si no queremos borrarlo, por lo menos trataremos de esconderlo en un lugar “poco visible”, de forma que podamos recuperar algún día la información si las agresiones verbales se mantienen en el tiempo , en cuyo caso no hablaríamos ya de agresiones verbales, sino de acoso.
En definitiva, se trata de que no volvamos a verla… a menos que sea imprescindible.
Claro que… si el ataque es en otro lugar sobre el que no tienes control, como por ejemplo el muro de facebook de otra persona, twitter, un grupo de whatsapp, etc., también podrías ignorar el ataque… pero no podrás borrarlo. En cualquier caso, en la mayoría de las ocasiones en las que sufrimos agresiones verbales en las redes sociales, lo mejor es no contestar. No permitas que sea el agresor quien elija el campo de batalla.
Demuestra indiferencia
Una agresión verbal no es efectiva si demostramos al agresor que “no nos importa” lo que haya dicho, porque eso quiere decir que no nos afecta. De hecho no contestar a la agresión es ya un signo de indiferencia.
También podemos ignorar las agresiones verbales en las redes sociales, y demostrar en la vida real que no nos han afectado sus comentarios.
Hello Kitty
Cuando me mudé a vivir a una pequeña y preciosa localidad con mi familia, el lugar me parecía encantador, y la gente estupenda. Pero es muy difícil caer bien a todas las personas. De hecho, tratar de caer bien a todas las personas es la mejor manera de generarse enemigos.
No creo que hiciese nada extraño para que a alguien empezase a caerle mal, de hecho invertí tiempo en la comunidad apoyando algunos eventos que se celebraban e incluso fundé con algunos padres un club deportivo para ampliar la oferta deportiva existente a los niños y niñas de la localidad. Sin embargo, por mucho que te esfuerces en agradar, siempre habrá alguien dispuesto a criticarte.
Por entonces, existía una página web en la que había un foro de discusión sobre asuntos de la localidad, en el que algún habitante, del cual desconocía su nombre y tampoco tengo interés en averiguar, aprovechaba el anonimato de la red para criticar y descalificar a varias personas, entre ellas a mí.
De hecho, durante buen tiempo utilizaba el nombre de “Hello Kity” para referirse a mí, en alusión a la gatita famosa. Probablemente lo hacía debido a que mi mujer era propietaria de un pequeño comercio en esta localidad, y en aquellos momentos, parte de su escaparate estaba ocupada de productos de Hello Kitty.
Al principio no le molestó, ya que no seguía las discusiones del foro. De hecho cuando me enteré, me resultó hasta gracioso. Pensaba que había tenido “arte” escogiendo mi apodo, e incluso bromeaba comentando que me hubiese gustado más que me llamase el Spiderman o el Batman, ya que al lado de los objetos de Hello Kitty había dos mochilas de estos superhéroes.
Pero las personas de la localidad empezaron a pararme bastante a menudo por la calle para comentarme lo que de mí se comentaba en este foro y por supuesto para recordarme como me llamaba.
La situación comenzó a ponerse algo molesta, y realmente empecé a dudar de si sería buena idea intervenir en el foro para parar las agresiones verbales continuas de esta persona, o continuar ignorándolas.
Un buen día, coincidiendo con la celebración del día del padre, mis hijas me hicieron un regalo. Ellas pensaron que, debido a los largos viajes que realizábamos a menudo, sería interesante que tuviese en el coche unos parasoles para protegernos del sol. Así que ese fuese su regalo del día del padre, unos parasoles para el coche.
Pero entonces llegó la sorpresa , y al abrir el papel de regalo…. ¿imaginas como era el color y dibujo de los parasoles? Sí,… exacto… de Hello Kitty.
¿Hello Kitty? ¿Es que no había otros? Miles de modelos de parasoles en todo el mundo y me regalaron este. Este fue mi primer pensamiento.
¿Y qué hacer hora? ¿Descambiar el regalo por otro modelo? Pero… era el regalo de mis hijas… ¿se molestarían…?
Después de mi reacción de perplejidad inicial, y las razonables carcajadas de mi esposa al ver el regalo, me di cuenta de que mis propias hijas habían resuelto el problema.
Tomé los dos parasoles, salí a la calle y los coloqué en el coche. Me subí y me dí una vuelta por toda la localidad, asegurándome de que me viesen algunas personas con mis nuevos y radiantes parasoles de Hello Kitty.
Ese fue el último día que la gente me recordó por la calle como me llamaban el la red social. Al poco tiempo dejaron de llamarle Hello Kitty en el foro.
Demostrar indiferencia es una de las mejores defensas frente a las agresiones verbales. Si el agresor sabe que su táctica no funciona, dejará de hacerlo.
Cuando la agresión verbal se convierte en amenaza
Habrá veces que tengas que decir “hasta aquí hemos llegado”, y no será suficiente con ignorar las agresiones verbales en las redes sociales, sino que tendrás que tomar algún tipo de acción al respecto.
Esto no significa que tengas que responder a tu agresor, pero deberás denunciarlo, bien ante el propietario de la propia plataforma para que borre los comentarios o incluso cierre la cuenta del agresor. O incluso en última instancia, y si la amenaza es grave ,o se trata de una suplantación de identidad, a través de la policía.
Este tema es algo ya bastante serio, así que lo comentaré en una próxima entrada en este blog.
En resumen, la red social vuelve más valiente al agresor más cobarde, que además de poder esconde tras un alias, no tiene que enfrentarse cara a cara con la víctima. Al igual que en cualquier agresión verbal, una reacción con malos modos no es la solución. El camino, es demostrar al agresor que sus agresiones no nos afectan, para que así deje de realizarlas.
¿Y tú, has sufrido o has conocido agresiones verbales en las redes sociales? ¿Cómo fue la defensa y cuál fue el resultado final?
Comparte tu caso y déjanos tus comentarios, porque siempre podemos aprender de las experiencias de los demás.