Tomar decisiones no es una tarea sencilla para las personas, y mucho menos para los adolescentes. El miedo a fallar muchas veces les paraliza, y hace que eviten tomarlas.
Y si definitivamente lo hacen, esperan justo hasta el último momento para elegir una opción.
Esta postura es un grave error por varias razones:
- Si la decisión que toma no era la mejor opción, no tendrá tiempo para cambiar y corregir la situación, ya que ha esperado al último momento.
- Si no toma la decisión nunca, lo único que hace es «quedarse con el problema» y mantenerlo a su lado para siempre. Esto le provocará angustia y ansiedad, bajando su autoestima, al no haber solucionado la cuestión.
Escuché una vez en una entrevista de radio que el locutor preguntaba al entrevistado que hacía para ser feliz. Este contestó «Tomar decisiones«. No tomarlas es mucho peor que fallar en el intento.
Una habilidad esencial en el futuro del adolescente será aprender a tomar decisiones de forma rápida, porque todo va a cambiar a gran velocidad. No podrá perder mucho tiempo analizando todas la opciones posibles, porque cuando termine… el problema habrá dejado de existir o las condiciones habrán cambiado. Tendrá entonces que enfrentarse a un nuevo problema que analizar y solucionar.
Desde hace algún tiempo desarrollé una habilidad que consiste en tomar decisiones por intuición. O sea, elegir una opción rápidamente sin que intervenga poco o nada la razón.
Sí, parece algo arriesgado, pero no lo es en absoluto. Existe una teoría que asegura que cuando tenemos un problema, nuestro cerebro, en la mayoría de los casos, ya tiene decidida la mejor opción a tomar. Esta afirmación se basa en que este toma decisiones en base a su experiencia. Cuando ocurre una situación igual o parecida a una anterior, el cerebro recuerda cuál es la mejor opción, en base a los resultados que obtuvo la vez anterior.
Según este supuesto, cuando al adolescente se le plantea un problema, la primera opción que le pasa por la cabeza, en un 90% es la mejor de todas. Si la decisión puede acarrear consecuencias importantes, lo mejor será que el adolescente piense en ello antes de dormir. De este modo su cerebro, mientras el adolescente descansa, estará trabajando y encontrará la mejor opción de entre todas las posibles. Cuando el adolescente se despierte por la mañana, sabrá exactamente qué opción tomar.
Ventajas de tomar decisiones por intuición
Las ventajas fundamentales para el adolescente, al tomar una decisión muy rápida son:
- Se reduce el nivel de estrés que puede llegar a tener por no decidirse por ninguna opción.
- En caso de que los resultados no sean los esperados, tendrá tiempo suficiente para corregir y elegir una nueva.
¿Has tomado alguna vez decisiones por intuición? ¿Se lo has recomendado al adolescente?
Solamente te pido que lo pruebes, y se lo recomiendes al adolescente. Es posible que ambos os llevéis una grata sorpresa.