De nuevo los resultados finales de los exámenes del adolescente. Llegan los nervios y las tensiones en la familia.
Cuando las calificaciones han sido buenas no hay mucho problema, pero cuando se ha suspendido una materia… o incluso varias comienzan las tensiones y los reproches.
“Ya te lo dije…” “Tenías que haber estudiado más…” “Así no llegarás a ningún lado…”
Es hora de olvidarte de reproches, cuidar el lenguaje que utilizas y sobreponerse a la situación.
¿Cómo se sobrepone el adolescente a unos malos resultados?
Una vez finalizados los exámenes, es necesario que el adolescente sepa aceptar el resultado, especialmente si este no ha sido satisfactorio. Tu apoyo como padre será fundamental.
Cada vez que el adolescente obtiene malos resultados, su autoestima baja. El trabajo ya está hecho, y ni el adolescente ni nosotros vamos a poder cambiar el resultado.
El modo en el cual se comporta su entorno (profesorado, padres, familiares, etc.) en una parte importante en el proceso, aunque es algo a lo que no se le presta suficiente importancia.
Tratamos de motivar lanzando reproches del tipo “te lo dije”, “a ver si espabilas” o “como sigas a sí te vas a pasar el verano estudiando…”, “Ya te dije que no estabas preparado…”, etc. Esta actitud no mejorará el resultado obtenido. Sin embargo, sí puede erosionar su autoestima y hacerle sentirse presionado en exámenes futuros.
El apoyo que suministremos al adolescente después de un mal resultado, va a facilitar o no la superación de este contratiempo. En nuestras manos está convertir en una pequeña piedra en el camino, en una gran montaña infranqueable.
El resultado debe ser aceptado con actitud constructiva, y como oportunidad de mejora. La aceptación pasa por comprender que no puede hacer nada por invertir o cambiar las circunstancias del examen. No tiene sentido centrarse en hechos pasados que no tienen solución, sobre todo si le quedan aún varios exámenes por realizar.
Si nuestra actitud es negativa puede acabar trasladando esta preocupación al examen siguiente. Al rememorar la experiencia pasada, acabará poniéndose nervioso durante el próximo examen.
Gestionar la frustración del fracaso en los exámenes del adolescente
No se trata de decirle simplemente “Todo está bien, no pasa nada”. Cuando el resultado no ha sido bueno, hay que descubrir cuáles han sido los motivos de ese resultado, para así cambiar de estrategia y evitar repetir los mismos errores.
Antes de que Thomas Alva Edison inventase la bombilla, y después que no lograse su objetivo, un periodista le preguntó si no pensaba que había fracasado mucho. Edison le contestó: “No fracasé, sólo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla”.
Entender que los resultados no esperados van a ocurrir muchas veces a lo largo de su vida, es crucial para el adolescente para evitar la frustración. Si acepta este hecho, lo único que debe hacer es volverlo a intentar, y no tendrá miedo a volver a equivocarse.
Un mal resultado, no es síntoma de que el adolescente sea menos inteligente que otro. Simplemente la estrategia utilizada no ha sido la adecuada. Los resultados no esperados, son parte del aprendizaje.
El impacto erróneo de las calificaciones
Imagina el siguiente caso. El adolescente obtiene en una materia una calificación de 1 sobre una puntuación máxima de 10. ¿Qué opinas de esa calificación? Lo habitual es pensar “Vaya, ha suspendido”.
Ahora imagine que el adolescente obtiene una calificación de 4 sobre 10 en otro examen de una materia distinta. ¿Qué opinas de este resultado? Lo habitual es volver a pensar que pensar “Vaya, ha suspendido”.
Por último imagine que los dos exámenes son de la misma materia, y se ha realizado con una diferencia de tres meses entre ellos. ¿Qué opinas de estas calificaciones?….
Si vuelve a pensar “Vaya, ha suspendido”… entonces es hora de revisar sus pensamientos y creencias.
Ambas calificaciones (1 y 4) son suspensos, pero la evolución del adolescente ha sido muy favorable. Debemos valorar el esfuerzo realizado y animarle y que continúe en la misma dirección. Convirtamos un hipotético fracaso (calificación de 4), en un avance significativo. “Si sigues con esta progresión, en el próximo examen habrás aprobado”. Hay que valorar y reconocer sus avances, y por supuesto comunicárselo para así motivarle.
¿Cómo sobreponerse los padres a unos malos resultados?
En la mayoría de los casos quienes más debemos aprender sobreponernos a un mal resultado somos los padres. Somos quienes más nos enfadamos y preocupamos cuando los resultados no son buenos
Al adolescente parece que no le importa tanto el resultado obtenido y eso acaba enojándonos más. En esos momentos de tensión, es fundamental mantener la calma y evitar reproches o gritos que solo lograrán minar la autoestima del adolescente.
Hablarle en positivo, reconociendo en que ha mejorado respecto de la última vez, es mucho más efectivo que cualquier amenaza o reproche. Es nuestra responsabilidad ser un apoyo para el adolescente y demostrar nuestra comprensión.
Por supuesto nos queda detectar las cosas que hace que no están funcionando para cambiarlas. Porque un simple “esto no está funcionando” es mucho mejor que un “¿pero que se supone que has hecho durante este último mes?…”. En la primera frase es el método el que no funciona, en la segunda es el adolescente el que no ha funcionado.
El reconocimiento es mucho más potente que un premio o un castigo.
Puede que te sorprenda oír esto, pero el fracaso no existe. El fracaso es simplemente la opinión que alguien tiene sobre cómo se deberían hacer ciertas cosas (Wayne Dyer)