La comunicación que conecta consiste en que cuando tú hablas, la otra persona no solo está atenta a lo que dices, sino que además escucha tus peticiones y está dispuesta a ayudarte. La forma la que dices las cosas importa y mucho.
No vale es “es que soy así”, o “es que yo hablo de esa manera”. No es excusa para que no puedas comunicarte de mejor forma con el resto de las personas.
Ayer recordé esta historia y pensé en compartirla contigo.
Comunicación con notas escritas
Hace algún tiempo, cuando mi hija pequeña tenía 11 años, en plena época preadolescente, yo estaba intentando que fuese algo más ordenada con sus cosas. Así que cuando se dejaba algo sin recoger me enfadaba, y trataba de que lo recogiese en ese mismo instante. Al final lo hacía, pero acabábamos los dos de mal humor.
Esta estrategia no me servía de mucho, porque al día siguiente, y a veces incluso el mismo día, volvía a ocurrir de nuevo. Se dejaba algo por medio, le pedía que lo recogiese en ese momento y volvíamos a enfadarnos.
Un día, al entrar en el baño, me encontré un calcetín en el suelo de mi hija pequeña, que dejó olvidado, probablemente después de ducharse. Era algo que ocurría algunas veces, porque cuando terminaba su ducha, trataba de recoger toda la ropa sucia a la vez del suelo, y se le acababa cayendo algo. A veces en el baño, a veces en las escaleras.
Ese día decidí cambiar de estrategia, y en lugar de decirle «Te has olvidado otra vez un calcetín en el baño, así que baja a recogerlo...» y acabar los dos enfadados, utilicé algo que “nos conectaba”, que era el humor.
No la dije nada ese día. Se me ocurrió colocar el calcetín en un lugar visible para ella, de forma que lo encontrase a la mañana siguiente, junto con una nota que decía:
«Hola Patxi, ayer me dejaste olvidado en el baño, y me gustaría estar con mis amigos en el cesto de la ropa sucia. Huelo mal, y aunque allí huele peor, de vez en cuando nos lavan y nos quitan el mal olor ¿Podrías dejarme allí?«
Cuando ella se levantó, yo me había ido de casa al trabajo, así que no la vi esa mañana. No sabía cómo iba a tomárselo.
Al regresar por la tarde, al entrar a casa, me la encontré y me sonrió, pero no me dirigió la palabra. Me dejó desconcertado. Mi hija pequeña se caracteriza por su ingenio.
Una vez en el colegio le pidieron hacer un soporte para un teléfono móvil. Cuando se lo mostró al profesor, colocó mi hija su teléfono móvil, sobre el soporte para comprobar que funcionaba. Tenía el cristal del teléfono lleno de grietas porque se le había caído varias veces los días anteriores. Al verlo el profesor, se fijó en aquel móvil tan estropeado y le preguntó:
– “Y ese móvil tan roto. ¿No tenías otro mejor?”
Mi hija respondió:
– “Es para realzar la belleza del soporte del teléfono”
Así que esa sonrisa traviesa de aquella mañana me dejó preocupado. Me asomé al baño, y el calcetín ya no estaba allí. Pensé que sonreía porque le hizo gracia mi nota. Me equivoqué.
A veces me dejó olvidadas algunas cosas, especialmente cuando salgo de casa con prisa. Hasta que no me siento en el coche, no me doy cuenta de que he olvidado algo. Ese día, cuando llegué a la mesa de mi escritorio, me encontré una nota que me había escrito ella que decía:
“Hola Patxi, te escribimos esta nota todas tus pertenencias. Sabemos que solo somos cosas, pero ¿por qué a veces nos olvidas? Es que cuando te vas sin nosotras… queremos estar en la bolsa o mochila como las demás. TENEMOS MIEDO.”
Cuando volvimos a cruzarnos por casa nos miramos…y nos echamos a reír.
Cómo comunicarse sí importa
Lo interesante de esta historia es que cuando te comunicas con otra persona, tus sentimientos pueden ser una barrera (como por ejemplo los prejuicios) para la comunicación. Tu estado emocional puede hacer que digas cosas de las que después te arrepientas.
El cómo te comunicas con el resto de personas sí que importa, y mucho. Aprender a pedir algo a otra persona, sin que se sienta agredida, sin que se moleste, es cuestión de aprender la técnica correcta.
Mi relación con mi hija mejoró mucho desde entonces. Había cosas que hacía que me molestaban, pero sabía cómo conectar con ella, y pedir las cosa que yo necesitaba. Y además, echarnos unas risas haciéndolo.
La comunicación no consiste en que te escuchen, consiste en conectar con las personas
Patxi Martín
¿Y tú, cambias de estrategia o siempre te comunicas de la misma forma?