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Como sobrevivir a las agresiones verbales de un verano en familia (2ª parte)

agosto

16

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Continuando con la historia de la entrada anterior, te propongo analizar cómo puedes sobrevivir a las vacaciones familiares. Si lees esta entrada, aprenderás a «darle la vuelta» a la situación, dejando de ser una víctima de las agresiones verbales.

Las respuestas a las preguntas que te propuse, son las claves para eliminar el sentimiento de frustración y culpa que te dejan las agresiones verbales.

En la historia anterior te dejé en tu primer día de vacaciones, llegando a la casa en la que ibas a pasar unos «fantásticos días» con la familia… de tu pareja.

¿No leíste la entrada anterior? Pulsa aquí, lo necesitarás para comprender lo que vas a leer a continuación.

¿Te animas a resolver el enigma y dejar atrás esos malos sentimientos que te provocan las agresiones verbales?

Analizando lo ocurrido en las vacaciones familiares

En la entrada anterior, te propuse que respondieses varias preguntas y te solicité que escribieses las respuestas y las guardases.

Sí, es hora de recuperarlas. Si no las escribiste, revisa rápidamente la historia de la entrada anterior y contesta a las preguntas por escrito.

Es importante. Escribir activa en tu cerebro un proceso muy potente de aprendizaje, que no ocurre cuando solo piensas las cosas.

Conflictos. Descubriendo al agresor y la forma de agredirte

Las dos primeras preguntas que te propuse que respondieses, son las dos más habituales que se hacen cuando se produce una agresión verbal. Y como verás más adelante, las menos interesantes.

  • ¿Quién agrede verbalmente?
  • ¿Cómo realiza la agresión verbal? ¿De que tipo es (amenaza, insulto, menosprecio, etc.)?

Aunque google me va penalizar por esto (disculpe Mr. Google), repetiré la historia de la entrada anterior, para que puedas seguir mejor  el análisis de la situación.

Empezaremos con la larga lista de agresores mientras vuelves a leer el relato.

Acabas de llegar. Aunque te prometiste que este año no repetirías las vacaciones con tu familia, no sabes como, pero de nuevo estas allí con todos.

Tu suegra te ve llegar y sale corriendo a dar un gran abrazo…a tu pareja. Pasa a tu lado, como si fueses invisible. Tanto que pregunta a tu pareja cómo te encuentras tú. Ni te dirige la palabra. Piensas, «estas vacaciones van a ser largas…»

Suegra

Tu suegra. Ni siquiera te mira o te saluda. A eso se le llama menospreciar. Sin decirte nada, solo con silencio y gestos ya está sentando las bases de la futura relación que te espera con ella esos días. «Tú aquí no pintas nada«.

Comienzas a sacar las maletas del coche, mientras tu pareja se dedica a saludar a «sus familiares».

Entonces llega Pedro, el hijo del famoso Tío Luis. No sabes porque le llaman así, porque no es tío ni de tu pareja ni de nadie. Pero siempre está allí, en las reuniones familiares, con sus chistes malos y sobre todo, metiéndose con la gente. No puedes con ninguno de los dos, el hijo es igual que su padre.

– Hola, hace mucho que no te veía – comienza Pedro diciendo – Como pasa el tiempo, …más por ti que por mi parece…

flamenco

Pedro (el hijo del Tío Luis). Vamos, que te dice que te estás haciendo mayor en tu cara. Bromea con tu aspecto físico delante de todos, para dejarte en ridículo. Lo que parece que Pedro no sabe es que esa frase dicha a una mujer… es su «sentencia de muerte».

Te preguntas como una persona con aspecto tan desaliñado, barba de tres días; barriga cervecera y camisa con unos flamencos gigantes, es capaz de decirte eso nada más llegar sin ponerse colorado. Cuando estás a punto de contestar aparece tu pareja.

– Cariño, ¿Has saludado ya a la tía Luisa?

Tu piensas “No, y no tengo ni ganas»…

– Vamos, dame un abrazo que pareces que no has dormido hoy…- te grita la Tía Luisa.

imagen de señora

Tía Luisa.  Sí, tienes cansancio y tu aspecto no es muy saludable, pero no hace falta que nadie te lo recuerde. Sin embargo, la Tía Luisa parece que no tiene mala intención al decírtelo… ¿o tal vez sí?

Tu cerebro te pide contestar, «es que no he dormido, me levanté a las 4.00 de la mañana para llegar aquí pronto, y he conducido todo el camino».

Sin tiempo de reponerte aparece tu cuñado.

– ¿Has visto que coche me he comprado? – te pregunta sin esperar respuesta- Vaya, ya veo que tu sigues con el mismo. Supongo que tu trabajo ira igual de mal que siempre ¿no?

coche deportivo

Tu cuñado. Primero presume de coche nuevo y lo compara con el tuyo, que no lo es. Además, te recuerda que tu trabajo no debe ir bien. Vamos que ganas poco dinero para comprar un coche nuevo. Es una forma de menosprecio.

Tragas saliva para no responder lo que pasa por tu cabeza esos momentos. Tu pareja que detecta tu cara de enfado se acerca a tí y te susurra en el oído mientras sonríe…

– Si le contestas y provocas una pelea, olvídate de la semana en la montaña que íbamos a pasar juntos.

corazón

Tu pareja.  Lo que faltaba, en lugar de ayudarte, te amenaza. ¿Cómo te sientes cuando esto ocurre?

Piensas que todo el mundo parece estar hoy en tu contra. Si tuviesen perro, seguro que también te ladraría.

Decides salir de allí con cualquier excusa, así que comentas que debes acercarte a realizar alguna compra. Cualquier cosa con tal de salir de allí.

Te diriges a la primera terraza de bar que encuentras para pedir algo fresco. Hace un calor terrible y estás sudando. Solo quieres algo de paz y tranquilidad. Te sientas y se acerca el camarero.

– ¿Que va a tomar? – pregunta rápido mientras limpia tu mesa.

– Pues… no sé…

Sin dejarte termina la frase te dice:

– Pues yo no tengo todo el día, así que cuando se decida vuelvo.

camarero

El camarero. No te deja ni hablar cuando te ve dudando, y encima se marcha. Te menosprecia. ¿Pero donde ha quedado eso de que el cliente siempre tiene la razón?

Mientras se aleja piensas «¿pero que le ocurre a la gente hoy?» Sin tiempo de reacción parecen tus dos sobrinas corriendo hacia tí.

– ¡Hola!, ¿es cierto que te has tenido que comprar ropa nueva porque has engordado? – pregunta una de ellas.

– ¿Quién te ha dicho? – respondes sorprendido y molesto.

-El tío Luis- contestan «a coro» tus sobrinas.

niña con coletas

Tus sobrinas…o el Tío Luis. Que forma tan sutil de decir que has ganado peso. Bromean con tu aspecto físico. Además son tus sobrinas, aunque en realidad… parece que ha sido el Tío Luis quien las ha enviado. Ellas te lo han dicho, pero ¿quien es el que ha planeado todo? ¿quién es el agresor?

Te quedas pensando que van a ser unos días muy largos…..

Menudo repaso te han dado en esta historia, solo faltó que te ladrase el perro. Menos mal que no tenían.

Por qué te agreden y el objetivo real de las agresiones verbales

Ahora tocan las preguntas más interesantes. Saber quien es tu agresor está bien. Cómo lo hace, en realidad no es tan importante. Sin embargo conocer el por qué, y sobre todo el objetivo real del agresor, te darán mucho poder. Veamos cada uno de ellos detenidamente:

¿suegra?

Tu suegra. Al menospreciarte, quiere dejar claro que no eres importante, tan solo has venido porque tu pareja «es de la familia».

Quiere tomar el control de la situación. En realidad su objetivo, es tener unas vacaciones tranquilas en familia, y no quiere que alguien de fuera venga a imponer sus reglas.

Es su casa, y quiere mantener sus normas. Tiene miedo de que llegues y empieces a proponer actividades divertidas y que no sea ella quien maneje la situación.

flamenco

Pedro (el hijo del Tío Luis). Trata de ponerte en ridículo con tu aspecto delante de todos, antes de que se metan con él.

¿Pero has visto el aspecto que tiene? Su objetivo real es desviar la atención. Su maniobra es una cortina de humo para que no se fijen en su aspecto, que deja bastante que desear.

silueta de señora

Tía Luisa. La más inocente de todos. Solo se preocupa por tu aspecto, aunque en realidad no sepa ni utilizar las palabras adecuadas, ni decirlas en su momento.

Su objetivo real es protegerte y hacer que te sientas mejor, aunque logre lo contrario. Seguro que ha pensado en prepararte una infusión o un zumo con muchas vitaminas para que te repongas.

coche deportivo

Tu cuñado. Está compitiendo contigo. Sabe que la gente habla bien de tí, así que tiene que demostrar a todos que es mejor que tú.

Es la típica persona que busca juegos de competición siempre y le gusta ganar a todo. Si le propones algo a lo que va a perder, tendrá una excusa para no participar.

En realizar su objetivo es quedar por delante de todos, no solo tuya. Tú acabas de llegar, pero seguro que los demás se han llevado lo suyo antes de que llegaras.

En el fondo trata de reforzar su débil autoestima con este tipo de juegos.

corazón

Tu pareja. Si hay algo que puede enfadarte es que tu pareja no te defienda delante de su familia, pero si además te amenaza… ufff.

Lo que busca es que no respondas en ese momento y evitar una posible pelea.

Su objetivo real es que no haya conflictos. Quiere unas vacaciones con su familia «tranquilas». Si habla contigo, es porque sabe que vas a aguantar mejor la presión que tu cuñado, que la acaba liando todos los veranos.

Es cierto que la amenaza sobra.

camarero

El camarero. Este es el ejemplo de las personas que no conoces de nada, pero te acaban dando una mala contestación o te hacen un mal gesto sin saber por qué.

Seguramente tenga la terraza llena y esté solo para servir las mesas, se le acumula el trabajo, y la gente le llama constantemente. Además hace calor. Está estresado.

En realidad su objetivo final es atender las mesas rápido, lo que ocurre que tiene poca habilidad para tratar con los clientes, y sobre todo poca paciencia. Quizás ni siquiera le gusta el trabajo de camarero…

niña con coletas

Tus sobrinas…o el Tío Luis. Por último, tus sobrinas solo te preguntan por curiosidad. Parece que les ha hecho gracia el comentario del Tío Luis, que como sabes es un poco bromista.

El Tío Luis es otro tema aparte. No ha tenido la valentía de decirte la broma delante de tu cara, y por eso ha enviado a las sobrinas. Apuesto a que está escondido en un rincón para ver la cara que pones cuando te dicen tus sobrinas que has tenido que comprarte toda la ropa nueva porque has engordado.

El objetivo real del Tío Luis es hacer reir a tus sobrinas, aunque sea a tu costa…

Parece que ya has analizado analizado todo. La clave, como puedes comprobar, es descubrir el por qué tu agresor decide atacarte a tí.

Si lo piensas, realmente no eres su objetivo, sino que hay algo más. Solamente te utiliza para llegar a su «objetivo real». Si hubiese otra persona en tu lugar, recibiría probablemente las mismas agresiones verbales.

Entender esto, te libera de la sensación de culpa que tienes cuando te agreden verbalmente.

En una agresión verbal, tú no tienes el problema, lo tiene tu agresor

– Patxi Martín –

Pero aún no ha finalizado todo. Queda una última «vuelta de tuerca».

Es la pregunta que hace que todas las personas asistentes a mis talleres me miren como si fuese un «extraterrestre».

¿Puedes ayudar a tu agresor?

Te estarás preguntando qué beneficios tienes al ayudar al agresor, después de lo que te ha dicho. ¡No tienes ganas de hacerlo!

Para descubrirlo, tendrás que esperar a la siguiente entrada del blog.

Puedes dejar tus comentarios abajo si lo deseas, estaré encantado de conversar.

Acerca del autor, Patxi Martín

Ingeniero con alma de Psicólogo.
Te ayudo a comunicarte para conectar con las personas y a aprender de forma autónoma y efectiva.
Autor best seller y Conferencista. Fundador de Sherpa Emocional.
En constante aprendizaje. Convencido de que la educación emocional cambiará el mundo.

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