Cómo lograr que los insultos no te afecten, no es solo una cuestión de autodefensa. Lo es también de salud mental.
Cada vez que respondes a las agresiones verbales con otras agresiones, verbales o físicas, algo se está dañando en tu interior. La respuesta que ofreces es odio, rabia, impotencia, etc. Y esto acabará pasando factura a tu salud.
En cambio, si tu respuesta ante los insultos es pacífica, mantendrás el control de la situación y te sentirás bien.
Solo entendiendo el origen de los insultos y las descalificaciones podrás evitar el sentimiento de malestar que provocan ¿Quieres saber cómo?
Porque “soy como soy”
Muchas personas tienen que soportar agresiones verbales durante toda su vida solo por «ser como son» o «pensar cómo piensan». Simplemente el hecho de ser diferente a otro, es una buena excusa para agredirlas verbalmente.
A la gente le da miedo las personas que son diferentes a ellas. Da igual si es por cómo piensan, como visten, cual es su orientación sexual, etc. No importa el motivo, siempre da miedo encontrarse con alguien diferente.
El miedo que tiene el agresor verbal es porque piensa que si tu no eres igual a él, quiere decir que alguno de los dos está equivocado. Esto provoca inseguridad en el agresor, así que activa su mecanismo de defensa y entra en modo de estrés. Y ya sabes que solo podrá en esta situación atacar, huir o quedarse paralizado. El agresor verbal utiliza la primera opción porque piensa que la víctima es “menos fuerte” que él.
Cuando una persona insegura ve a otra que disfruta siendo como es y vistiendo como viste, sufre una mezcla de temor y envidia, que hace que trate menospreciar a su víctima. Temor porque es diferente y se pregunta ¿estaré yo equivocado? Envidia porque ve como la otra persona se siente libre, y quizás ella no se atreva a serlo.
Hay personas que se sienten mal, pero se callan. Pero el agresor verbal no puede reprimir ese sentimiento, y su forma de “soltar” eso que le atormenta , es agredir verbalmente a la otra persona.
Lo criticará, menospreciará o insultará solo por ser como es.
La víctima tiene el poder
Depende como te tomes aquello que el agresor verbal te está diciendo, te sentirás mejor o peor. Las palabras que escuchas, pueden ser inofensivas pompas de jabón que chocan con tu piel. Pero también pueden ser balas mortíferas y dañinas que lleguen a lo más profundo de tu corazón, sobre todo cuando son realizadas por personas cercanas o queridas.
No es tan importante lo que te dicen, sino como lo interpretas. Y esta interpretación dependerá de varios factores externos, que nada tienen que ver con las palabras utilizadas.
La agresión verbal afecta más o menos dependiendo del contexto
Por ejemplo, si eres una persona rubia como yo, y te dicen “rubio estúpido”, seguramente te moleste. Pero dependerá de tu nivel de autoestima, del entorno, de quién te lo diga, y en presencia de quienes lo haga, el nivel de daño que puede llegar a provocarte.
Las mismas palabras pueden dañar de forma diferente a cada persona. No depende de las palabras utilizadas, sino de cómo afronte la agresión la víctima.
- No es lo mismo que te llamen “rubio estúpido” si tu pelo es rubio, que si eres moreno. En el primer caso te puede llegar a molestar, mientras que en el segundo te puede dar a hasta risa de lo absurdo del comentario.
- No es lo mismo que te llame “rubio estúpido” un desconocido, que lo haga tu jefe, tu suegra o alguien más cercano como tu pareja o tus padres. Piensa en cómo te sentirías de diferente si el comentario llegase de cada una de estas personas.
- Y por último, no es lo mismo que el agresor te insulte cuando no hay nadie alrededor, que cuando estás rodeado de personas. Tus sentimientos son diferentes. Como ya explique en una entrada anterior, además de estar pendiente de tu agresor, debes hacerlo de las personas que presencian la agresión. Esto te genera una mayor tensión.
Toma consciencia de que tú no tienes el problema
El problema es de tu agresor, ya que no es capaz de aceptarte como tú eres.
Te puedes levantar una mañana y encontrarte con qué el día es frío y lluvioso. No podrás salir a la calle como tenías previsto. Te puedes incluso enfadar por ello, pero eso no cambiará que el día sea frío o lluvioso. Quizás lo mejor sea aceptar como es el día, y adaptarte para pasarlo lo mejor posible.
Tú decides como quieres pasar el día, aunque sea lluvioso. Quizás tu agresor no vea este punto de vista, y se enfade con el “maldito tiempo”. Pero está claro que ese no es tu problema.
Que tú seas como quieres ser, y eso provoque inseguridad en los demás, evidentemente no es tu problema. Es del agresor verbal.
Comprender esto, es el inicio de la liberación del sentimiento negativo que provocan las agresiones verbales.
*Entrada dedicada a mi primo Toñin D.E.P.
Hola:
Todos los artículos que escribe son muy acertados y resuenan. Me ha pasado y me pasa. Tomo nota
Muchas gracias
Muchos saludos
Juana María
Excelente articulo propositivo, realmente nosotros tenemos el poder de decisión, de lo que pasa o no pasa en nuestra vida. Gracias por compartir…!!!
Gracia Alex por tu comentario.
Así es, tú decides si quieres que te afecten las palabras de los demás. Solo son palabras. Solo opiniones de otras personas que no eres tú.
Cuando entiendes esto, empiezan a darte igual los comentarios e insultos de otros, que solo buscan un propósito «que no tiene que ver contigo», sino con ellos.
En una agresión verbal tú no tienes el problema, lo tiene tu agresor. Precisamente por eso inicia el ataque él, y no tú.
¡Abrazo Sherpa!