Comunicación eficaz sin agresiones verbales

mayo

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La comunicación eficaz sin agresiones verbales no es algo sencillo en la sociedad en la que vivimos. Hay demasiados ejemplos en los medios de comunicación y entre las personas de nuestro entorno de comunicación agresiva. Aprendemos lo que vemos y oímos. Así que copiamos los mismos malos gestos y hábitos de nuestros padres y de nuestros jefes.

puedes lograr cambiar esta dinámica prestando atención a las palabras que utilizas.

Hay personas a quienes les interesa agredir verbalmente de forma intencionada, solo para poder ejercer cierto control sobre la otra persona. Es difícil erradicar este tipo de actitudes.

Para comunicarte sin agredir, lo primero es “no querer hacerlo”. Después queda trabajar el modo en que te comunicas con los demás. Presta atención a tus palabras.

¿Te interesaría conocer algunas pistas de cómo hacerlo?

La comunicación sin agresiones es una cuestión de enfoque

Simple, pero no sencillo. La clave está en colocar el hecho o la situación que genera el conflicto, en el centro de la comunicación, evitando las referencias a personas.

Imagina que llegas a tu casa después de trabajar. Necesitas descansar. Pero al entrar en casa te encuentras todo revuelto. Alguien no ha recogido las cosas y todo está desordenado. Te toca recogerlo todo.

Cuando estás terminando, entra tu pareja por la puerta y la dices con enfado.

– Cuando he llegado a casa estaba todo desordenado. ¡Eres un desastre!

La miras a los ojos y mientras la señalas con el dedo dices:

– Espero que la próxima vez que llegue a casa, no me encuentre todo tirado por el suelo.

¿En qué crees que se está centrando la comunicación?

¿Te doy pistas? “Eres un desastre”, “Siempre dejas todos por medio”. Tu comunicación se está centrando en la otra persona. En como la ves tú, o en como lo estás viendo en ese momento. Hablas desde el “Tú”.

Las palabras que se utilizan en el ejemplo se refieren a la persona, a cualidades o atributos que ves en ella, pero siempre de forma negativa.

Cuando te diriges a alguien en tono despectivo, de burla, o resaltando alguna cualidad negativa (sea o no cierta), estás atacando su autoestima. Da igual si lo que dices es cierto o no. No importa. Es una agresión verbal, y la otra persona se sentirá ofendida. Se pondrá la defensiva.

Centra la comunicación en los hechos.

Ahora imagina la misma situación de antes, pero utilizando diferentes palabras:

– Hola Cariño (lo primero un buen saludo) – saludas amablemente.

– Cuando he llegado a casa esta tarde, me he encontrado todo revuelto. Estaba cansado y deseaba tumbarme en el sillón unos minutos. No he podido hacerlo porque he tenido que recoger todo lo que había por medio.

– ¿Te importaría recoger la próxima vez las cosas antes de marcharte?

Como ves, ahora la conversación se centra en “hechos”. No aparece en ningún momento la otra persona. Solo describes qué te ha ocurrido, cómo lo has visto tú. “Me he encontrado todo revuelto”…”no he podido descansar”… “He tenido que recogerlo todo”…

En este caso, estás hablando desde el “Yo”. Yo me siento… Yo estaba cansado…Yo he tenido que recoger lo todo… Transmites a la otra persona tu visión de los hechos.

La situación es la misma. En el primer caso acusamos a la otra persona hablando desde el “Tú”, y en el segundo hablamos desde el “Yo”. Transmites cómo te ha hecho sentir la situación.

Cuando en la comunicación hablas desde el “yo”, desde tus sentimientos, no estás agrediendo a la otra persona. Solo tratas de que te comprenda.

Evita las frases absolutas. Siempre o Nunca.

Una frase en sentido absoluto entorpece la comunicación, y hace a la otra persona menos feliz.

No es exagerado lo que comento. ¿Cómo te suenan estos ejemplos?

– Siempre dejas todo por el medio

– No tienes arreglo (nunca)

Con estas afirmaciones, la otra persona parece que nunca podrá corregir su conducta. Siempre ocurre lo mismo, hay o no acción. No hay término medio. Parece condenado a volver a repetir su comportamiento una y otra vez.

Las frases absolutas cuestionan la capacidad de la persona para hacerlo mejor. Esto genera estrés. Se sentirá agredida o impotente frente a la situación. Como diría la cantante Alaska, la otra persona pensará que:

– Yo soy así, y así seguiré. Nunca cambiaré

Recuerda utilizar las siguientes reglas:

  • Enfócate en los hechos. Habla siempre desde el “yo”.
  • Evita frases o palabras absolutas como “siempre” o “nunca”.

En la siguiente entrada te mostraré el poder de sugerir, en lugar de pedir.

Acerca del autor, Patxi Martín

Ingeniero con alma de Psicólogo.
Te ayudo a comunicarte para conectar con las personas y a aprender de forma autónoma y efectiva.
Autor best seller y Conferencista. Fundador de Sherpa Emocional.
En constante aprendizaje. Convencido de que la educación emocional cambiará el mundo.

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